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La semana reposa en el atardecer del viernes

Me sumerjo en un nido inmenso y viviente

De corazones que laten a un ritmo deseoso

de encontrar miradas como lagos de agua

cuando el aire caliente quema como braza.

 

Deshojamos la cebolla que nos dio la vida,

La pelamos, como jugando a la escondida,

Y las lágrimas brotan como en la cocina,

con cada melodía sale una capa que oculta

la esencia de esa niña que fui, y que puedo aún ser.

 

Integro esas partes escindidas,

Encuentro la forma de saber que puedo.

Devuelvo de nuevo ese amor inmenso,

Por siempre agradezco llegar a este puerto

Así me sumerjo, me escondo, aparezco

Y grito de nuevo:

 

¡piedra libre para tooodos mis compañeros!

 

   SOLEDAD SAVINA (2007)