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Con los ojos tan húmedos escribo agradecida,
y les cuento:
ayer volvía pensando que cada maratona
me rompe este escudo de sabelotoda  
como un huevo
y ahí cae por el piso una clara frágil que se desparrama.
 
No reniego de esa fortaleza avasallante
de la hiperseguridad aparente,
me cuidó y me protegió,
muchas veces lo creí cierto.
Y es la inseguridad tan grande por cierto
que dejarla ser torna demasiado evidente
lo vulnerable… lo autocrítico…
La oscuridad de sentirse una persona horrible.
 
Y entonces es que siento esta integración
la humildad es paz en el alma,
con la misma fuerza de dos galaxias que se unen,
se estrellan, se gravitan, se caotizan
y por momentos danzan, equilibradas.
  
(Dicen que la forma elíptica de la vía láctea
habla de dos viejas galaxias que se unieron
hace muchos millones de años).

SOLEDAD SAVINA (2008)