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Mi hombre

Tus manos me acarician,
me descubren, me vuelan.
Caigo en lo profundo,
donde todo se mezcla,
la risa con el llanto,
el sol con las tinieblas,
Lo bueno con lo malo.

Yo renazco en vos
y tu renaces en mi
con las pieles diluidas,
con ojos encontrados,
con amplias libertades,
con nuevos horizontes
donde volar más alto
vos y yo entrelazados.
y a la vez separados
por un río de vida,
por un canto de pájaros
que nos junta y aleja
que nos lleva hacia lo alto
donde la vida fluye
hacia un mar cercano.

GRACIELA ENRICO (2003)


DIANA

Una música en la ronda,
una poesía en el alma
y una dorada tibieza
detrás de cada mirada.

Las manos con gran ternura
abren las puertas del alma,
la libertad se olfatea
se vive en cada pisada.

El ritmo se enseñorea,
él es quien ordena y manda,
manda tirar las caretas,
las armaduras, las lanzas.

Ser vulnerables no asusta,
la desnudez no espanta,
ser uno mismo no es lujo,
es alegría en cascada

Que corre por pies ligeros,
que sube por manos claras
y se torna remolino
que a todos entrelaza

GRACIELA ENRICO  (2003)


Mi guarida

En un rincón del alma
donde la noche aclara
con una dulce tibieza
con susurro de música
con un batir de alas

Allí me escondo del mundo
de la guerra, la incomprensión,
la violencia y el hambre
allí la tristeza no me halla

Me siento contenida
por mil manos amigas
me siento consolada
y también adulada.

Me colmo de sonrisas,
de brisas rumorosas;
es mi pequeño espacio
es mi mundo privado.

Es mi lugar cerrado
protegido, dorado.
de pronto me sorprendo
me asusto y me agito.

Las puertas se han abierto
puede que todo huya,
puede que lo invadan
puede que un viento fuerte
lo inunde y lo destruya.

Estoy paralizada,
las puertas se han abierto
y yo me siento expuesta,
o tal vez, liberada

GRACIELA ENRICO (2003).


El Espejo

Me miro en el espejo,
me observo y me descubro
con mil rostros distintos,
con muchas expresiones.

Algunos miran tiernos,
otros muy distraídos,
algunos se me acercan
otros, huyen despavoridos.

Hay uno muy pequeño
que no quiere ser visto,
que sufre y se acongoja,
se siente no querido.

Hay rostros que contienen,
hay otros que acunan,
muchos hay que se ríen,
que bailan, que disfrutan.

Hay uno poderoso,
que miente, que engaña,
que odia y quiere venganza,
Ese, no quiero que sea visto.

Es raro que aquí adentro
convivan todos juntos,
los veo en el espejo
y me cuesta creerlo.

De pronto, los abrazo,
les susurro bajito:
Yo no puedo negarlos,
porque están dentro mío.

GRACIELA ENRICO (2003)